Hoy, el silencio otorga, faculta y exterioriza el gran cachivache de participantes de un sector que pregona con amplios y resonantes discursos en los bares y oficinas, pero que al momento de salir a decir sus verdades, prefiere el aplauso fácil y cómplice frente a las autoridades. Así son, -por supuesto no todos-; fue suficiente con ver la populosa reunión días atrás orquestada por el mandamás mayor del periodismo marplatense, quien utiliza la fuerza de convocatoria para sentarse en la mesa de discusión con quienes podrían ser las próximas autoridades políticas del país, utilizando su poderío de congregar a todos, o casi todos, los participantes del ambiente empresarial marplatense.

A colación de esta introducción, el caso es y sigue siendo el embate injustificado pero además sesgado con intereses políticos partidarios y cargado de ignorancia (o ¿utilidades?) del conocimiento del mar argentino, su fondo marino y del importante rol del clúster pesquero en su máxima expresión a nivel nacional.

Hubo dos eventos claros en la semana que marcan una agenda con un embate al sector pesquero; alarmante, preocupante y artero que incluso, cualquier otra industria hubiese reaccionado en forma contundente sin reparos. La pesca no se hizo sentir, y aquel viejo cartel con la premisa de el silencio es salud, nada más desacertado. El silencio es cómplice y faculta a quienes corrompen con campañas mediáticas que vapulean a la opinión pública.

Los eventos fueron algunas desafortunadas ideas del Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, el mendocino, Dr. Guillermo Carmona. Y la consecuente y reiterativa idea que la pesca argentina no tiene trazabilidad porque no se aprobó el proyecto de la Diputada Mariana Zuvic en el Congreso de la Nación.

Teñir de azul el mar argentino solo por la propia y mezquina idea de quedar bien y estar alineado a la requisitoria de FAO y la embustera agenda 2030, buscando en qué puesto pueda acomodarse a partir del 10 de diciembre próximo; quien, como el camaleón cambiando de colores según la ocasión;  solapado dentro de la órbita de la investigación pesquera, es al menos miserable, pusilánime.

Recordemos que vender la idea del fondo marino de la plataforma marítima argentina y exterior hasta al menos los 1100 metros de profundidad, es de una irresponsabilidad única, condicionando una de las actividades que mayor actividad económica y social genera en las ciudades del litoral argentino y su gente.

El mar argentino es salvaje, pero su fondo también lo es. Lejos de la idea deformada de quienes desean imponer bajo la superficie del mar y en su fondo, imágenes como la de “buscando a Nemo” donde pececitos de colores nadan en aguas transparentes, cálidas, iluminadas y azules, llenas de corales, arrecifes y donde prospera la vida ideal del imaginario colectivo es algo tan alejado de nuestra realidad que duele. Mientras la pesca no dice nada, salvo el comunicado impulsado por la gente de CAPA en INTERCÁMARAS rechazando las declaraciones formuladas por el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur durante el desarrollo del 1º Congreso de la Iniciativa Pampa Azul que se llevó a cabo en Mar del Plata, por estos días; además de una presentación oral del Ing. Dario Socrate contundente y directo, en el mismo coloquio frente a todos los participantes, incluso defendiendo el Programa de Mejoras de la pesquería (PROME) paso intermedio para conseguir el ansiado sello azul.

Nada menos que uno de los sectores de la pesca más dirigida, sin incidental y mucho menos contacto con el fondo marino como lo es la pesca del calamar illex argentinus en la modalidad potera, que se la atacó responsabilizándola que la enorme masa de buques chinos aguas afuera es como consecuencia de una flota de menor tamaño dentro de la ZEEA que no termina de pescar, lo que por rebalse sale fuera de la milla 200; intentando justificar la posibilidad de la incorporación en forma de charteo solapado un incremento de buques que operarían con pabellón nacional dentro del mar argentino. Pensar mitigar la pesca ilegal de la milla 201 con mayor presencia de buques poteros dentro de la milla 200 bajo bandera argentina es de un desconocimiento atroz, o quizá de un negocio brillante pero muy lamentable, porque esa misma flota intenta certificaciones internacionales de MSC.

También , esa idea que baja desde sectores ecologistas fundadas en una agenda 2030 que tanto daño puede ocasionar a un sector que es tildado de destructor, sin mirar la transformación de ese vasto, amplio y oscuro fondo marino lleno de tierra, polvo y arena, que por momentos deja afuera lajas, piedras y conchilla como fielmente lo reflejan las tristes imágenes de la búsqueda del ARA San Juan por algo más de un año entre el 2017/18. (véase segundo 0:49 cuando los impulsores del ROV se ponen en marcha, la consistencia del fondo marino).

La pesca logró transformar las riquezas del mar argentino en mano de obra, trabajo, divisas y desarrollo para las comunidades litoraleñas pero además, llevar nutrientes, calmar el hambre en el mundo y ofrecer proteínas naturales, salvajes, libres de contaminación y antibióticos con destino a alimentar mercados mundiales de consumo. Transformando de un pez a un pescado para la mesa del consumidor.

Por otro lado; el tema de la trazabilidad en la actividad pesquera. Despertad pescadores..! los embates se dan a diario y la opinión pública fue deformada por certeros embates incluso en medios no especializados pero de gran penetración en la sociedad, instalando la idea que la actividad pesquera no desea trazabilidad en sus capturas. Desde la ignorancia, o peor aún, desde las mezquindad de sus propios intereses políticos partidarios una diputada de la Nación impulsa esa idea bajo el mando de medioambientalistas que les viene como anillo al dedo esa deformada y malintencionada idea. La pesca argentina tiene trazabilidad y la expresa en cada exportación y mercado de destino que llega. Lo que está en juego es la hegemonía de quien controla esa información, si la Dirección Nacional de Control y Fiscalización Pesquera dependiente de la Subsecretaría de Pesca, o el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo sostenible a través de Parques Nacionales. En el mientras tanto, el sector pesquero está más preocupado por imponer en charlas de café quien tiene la mejor crónica del pasado, que dar solución y respuestas contundentes y claras a embates actuales y futuros.

El tiempo que resta para la pesca y fundamentalmente para Mar del Plata es muy poco, o se reacciona a tiempo y se cambia el chip de la opinión pública de forma radical e inmediata, o lo que hoy son embates, mañana harán desangrar una actividad muda que no supo vender, todo lo bueno que hicieron y hacen, para el desarrollo de su gente, aportando a la sociedad argentina dignidad, trabajo, desarrollo y divisas; pero por sobre todo una marca registrada en el mundo como potencia productora de pescados y mariscos para satisfacer la demanda de alimentos sanos, naturales y salvajes de origen marino. Después… no me diga que no se lo dije.