Invitamos a especialistas de distintas áreas a reflexionar sobre la lucha que la Argentina todavía no ha dado a pesar de ser una víctima directa de este flagelo. Definiciones, críticas, propuestas y análisis que deberían estar expuestas en una mesa del Estado.
Invitamos a referentes de distintos ámbitos que desde hace tiempo se dedican a pensar la Pesca Ilegal No Declara No Reglamentada en el Atlántico Sur, especialmente en la Milla 201, como objeto de estudio, como pasión, como deber o desde el punto de vista de quien es víctima en el sistema pesquero mundial.
Milko Schwartzman, especialista en pesca ilegal del Círculo de Políticas Ambientales: “El Atlántico Sur, y el caladero del Mar Argentino vienen sufriendo décadas de depredación por la pesca ilegal y la no regulada, el ecosistema está en período de gracia. Es momento de que el Gobierno argentino cumpla con el Régimen Federal de Pesca cuyo mandato dice que debe ‘organizar y mantener un sistema de regulación de la pesca en la zona adyacente a la ZEE argentina. Es necesario resolver lo que ocurre en la zona adyacente o nos quedaremos sin pescado, sin pescadores y sin exportaciones. Asimismo, hay que ratificar de manera urgente el Acuerdo sobre Conservación de la Biodiversidad fuera de la Jurisdicción Nacional”.
Cesar Lerena, doctor en leyes, experto en Atlántico Sur y Pesca: “Los funcionarios de la Nación vinculados a la pesca parecen no entender que la pesca en las condiciones que se está realizando en altamar es ilegal y confunden el reconocimiento de esta ilegalidad con las dificultades para accionar y terminar con ella; ello los lleva a no hacer nada al respecto, en detrimento de los recursos de las provincias y la Argentina, ya que se pierde en alta mar un volumen superior a todos los desembarcos argentinos. Y es ilegal, porque la Argentina no podría considerar legal la captura en altamar de sus recursos migratorios originarios del mar territorial, la zona contigua y la zona económica exclusiva, y las especies asociadas que intervienen en la cadena trófica; en principio, porque sería desconocer los derechos que reivindica como propios en toda su legislación vigente” (El gobierno nacional ignora la pesca ilegal impidiendo el desarrollo de las provincias).
Dario Sócrate, gerente de la Cámara Armadores Poteros Argentinos: “Si consideramos como una cuestión ilegal a todo aquello que infringe normas, la pesca no declarada y no reglamentada, en definitiva, tiene el mismo impacto que una pesca ilegal, aunque no haya una sanción que aplicar, hay impacto biológico, que es lo que interesa acá, que es lo que tiene impacto sobre la actividad pesquera en la Argentina.
La pesca no declarada y no reglamentada en la milla 201 hace que pongamos en riesgo unas cuantas especies, porque como ahí no se cumple ninguna norma, porque no hay que cumplirla, porque no hay, esto genera un impacto biológico altamente negativo y comercial, porque esas embarcaciones pescan con subsidios, generan competencia desleal, vamos todos a los mismos mercados internacionales con los mismos productos.
Lo más importante es ver cómo encontramos la vuelta al ordenamiento de la milla 201 y avanzar en las relaciones con la pesca de Malvinas para poder tener una participación en la reglamentación. Yo no digo que hay que darles Malvinas a los ingleses, no quiero eso y nadie lo va a querer. Ahora, lo que sí sé, es que si seguimos así, nosotros pagamos los platos rotos de lo que decide otro. Yo no sé cómo, no digo cómo hay que hacerlo, eso se lo dejo a los especialistas, pero algo hay que hacer. Los barcos que ingresan a la milla 200, que han disminuido, no son el problema, el problema es el otro.
Sergio Almada, coordinador del Departamento de Estudios Interdisciplinarios para el control de los Espacios Marítimos y Fluviales de la Prefectura Naval Argentina: “Tiempo de reflexión, de preguntamos cómo, luego de varias décadas de verse afectados los intereses argentinos sobre el mar y sus recursos, por el daño que produce la actividad pesquera no regulada de las flotas extranjeras en el área adyacente a nuestra Zona Económica Exclusiva, nada ha cambiado. O tal vez mejor, ¿por qué hemos fracasado? Probablemente nos dejamos engañar por múltiples actores o intereses que nos mostraron una realidad desvirtuada de lo que sucede y puede hacerse en esta compleja área de la altamar, o bien, nos confundieron respecto de las verdaderas causales del problema. Tal vez porque imaginábamos una guerra para que no ingresen a nuestra Zona Económica Exclusiva, cuando el verdadero daño lo producían operando de manera continua e insostenible más allá de la misma, afectando no solo a recursos transzonales, sino también al ecosistema y a la actividad pesquera nacional. Si queremos que realmente algo cambie, es momento de modificar el statu quo en esta área, de trabajar para que la libertad de pesca en altamar que, si bien no es absoluta, esté aún más condicionada a través de acuerdos o tratados internacionales. El objetivo como país, luchar contra los incentivos que le permiten estar allí, generando algún tipo de gobernanza y control internacional sobre sus acciones. ¿En qué ámbito?, indudablemente, en el de nuestra política exterior”.
Otto Wöhler, investigador y actual director de Investigación del INIDEP: “Debemos tener en cuenta que cualquier intento de solución de la problemática pesquera en la milla 201 deberá provenir del ámbito de las relaciones internacionales y del derecho marítimo. En ese entendimiento, propongo:
1) Diseñar un programa estratégico a nivel nacional para abordar la problemática y plantear medidas concretas de mitigación.
2) Convocar a un panel de expertos (académicos, juristas, administradores, representantes de la política exterior, de las fuerzas armadas y de seguridad, y de la industria pesquera, etc.) para analizar la problemática y establecer alternativas viables de solución y abordaje en el marco legal nacional e internacional.
3) Implementar una política activa que incluya verdaderos incentivos para que la flota nacional opere en el área.
4) Analizar la posibilidad del establecimiento de una OROP siempre que no interfiera con nuestro reclamo de soberanía.
5) Generar convenios y acuerdos con los principales países que operan en el área. Si esto no es posible, estudiar la posibilidad de regular unilateralmente la pesca sobre los fondos marinos soberanos (regulación del arrastre y palangre de fondo –ver ¿Por qué es ilegal la pesca de arrastre de fondo llevada a cabo por buques extranjeros en la milla 201? publicado en REVISTA PUERTO).
7) Utilizar a la investigación científica como base para establecer la productividad pesquera del área en un marco de sustentabilidad, y analizar la conveniencia de declarar formalmente la existencia de pesca INDNR (y sobrepesca) en la milla 201 en diversos foros internacionales, para que sirva como antecedente cuando entre en vigencia el acuerdo de OMC.
8) Promover medidas para limitar la degradación del lecho marino en el área generada por acumulación de basuras.
Resulta obvio que el primer paso que debe dar la Argentina para avanzar en la lucha contra la Pesca INDNR es convocar desde el Estado Nacional a este grupo de expertos y los equipos de profesionales con los que trabajan para sentarlos en una misma mesa a diseñar una estrategia. La decisión es política, los recursos están. Ojalá dentro de un año estemos parados en otro lugar.