La temporada está llegando a su fin, las últimas semanas regalaron capturas que permitieron mejorar los volúmenes en este particular 2023 pero las ventas están paradas. Juan Redini, presidente de CAPA, habló con este medio sobre los desafíos que presenta el mercado del molusco.
“La temporada ya está terminando, algún barco puede llegar a hacer veinte o treinta toneladas algún día, pero el barco de al lado puede hacer dos, una o cero. De todas formas, demasiado nos pagó el norte. En las últimas tres semanas pudimos hacer dos mareas, eso nos vino muy bien porque de lo contrario llegábamos a agosto. Con la malaria que hubo en el sur y en el principio al norte, no pensamos que íbamos a llegar a este nivel de capturas. El año pasado hicimos 170 mil toneladas y ahora llegaremos a 140 mil entre lo que hay a bordo más lo pescado, así que no salió tan mal como parecía”, celebra Redini cuando la mayor parte de los buques están volviendo a puerto.
Las cifras de exportaciones del primer semestre han mostrado una importante caída en las ventas a España, China y Corea del Sur. Se llevan exportadas 75.358 toneladas, un 34,7% menos que en 2022 y ya no se explica solo por una baja disponibilidad del recurso, como podía pensarse al inicio de la temporada.
REVISTA PUERTO: ¿Por qué caen las exportaciones?
JUAN REDINI: Nuestros principales compradores eran España y China, pero en Europa pasó lo mismo que con el langostino desde la postpandemia. Últimamente a España no va nada, va la vaina nada más, entero va muy poco; Italia, que era otro destino importante, tampoco está comprando. Lo que me dicen es que el consumo bajó mucho y, además, ya no es tan fácil pedir un crédito al banco para financiar las compras. Antes compraban mareas, compraban contenedores y se estoqueaban porque los intereses eran muy bajos, pero ahora no y eso hace que compren por palets y no por contenedores. Los compradores de diez contenedores ya no se ven. Es una situación preocupante, Europa ya no es comprador. También debemos pensar que más del 50 por ciento de la flota es de capitales chinos y eso va todo a China, el resto no les vende, muy pocos lo hacen.
RP: Ustedes suelen descargar y vender, tener que aguantar la mercadería en tierra parece algo nuevo para el sector.
JR: Sí, es nuevo para nosotros. En la época en que estaba mi papá al frente de la empresa teníamos tres poteros y venían en enero antes de la primera salida, que se hacía en febrero, para garantizarse toda la campaña. No una marea o cien toneladas como te compran ahora; eran dos mil quinientas o tres mil toneladas que se iban todas a Vigo, todo vaina. Eso cambió completamente, ya casi nadie hace vaina, la mayoría hace entero porque es más rentable, hoy nos estamos reinventando.
RP: Las capturas fuera de la Milla 200 al parecer tampoco fueron buenas, sin embargo, también han bajado las ventas en el continente asiático.
JR: No tengo el dato exacto de lo que pasó en la Milla 201, no creo que se haya pescado mucho, tengo entendido que los que pescaron bien fueron los arrastreros; sé que en Malvinas se pescaron entre 40 y 45 mil toneladas cuando el año pasado se pescaron 70 mil. No sé qué pasa, no sé si hay un cambio en el consumo… no lo tengo claro. Quizás tengan stock del año pasado pero la realidad es que no pescaron mucho afuera y a nosotros ahora se nos pararon las ventas, no hay interés y no sé cuál es el motivo. En noviembre está la feria de China y ahí nos enteraremos. Quizás se ha visto afectado el bolsillo del mundo.
RP: ¿Es posible pensar en procesar calamar en Argentina?
JR: No. El calamar lo elaboran otros, acá es impensable procesar. No sé exactamente cuál es la diferencia de costos, pero solo descargar el barco acá sale dos veces y media más que en cualquier puerto de Europa. El que reprocesa para exportar pierde plata, esa es una realidad. La mano de obra acá es muy cara. Si muchos procesan el langostino afuera porque no dan los costos, en el calamar es impensable, es una pena, pero no somos competitivos. Y no es solo por la mano de obra, sino que además no tenemos una moneda competitiva, la diferencia de costos es muy grande. Quedamos muy mal posicionados.
RP: Una forma de competir con el illex de la Milla 201 es la certificación. ¿Los puede afectar que no se cumpla con el plan de campañas del INIDEP?
JR: Las campañas son fundamentales, si no todo se vuelve cuesta arriba. De todas formas, estamos trabajando con el INIDEP para tratar de conseguir nuestro objetivo en cuatro años. Queremos cumplir con los tiempos porque tenemos que diferenciar nuestro calamar del que se pesca fuera de las 200 millas y en Malvinas.
RP: ¿Han hecho alguna propuesta a las autoridades para defenderse de la competencia desleal que significa esta pesca de la Milla 201?
JR: Hace años que venimos con esto, hace más de diez años y cada vez nos preocupa más porque cada año hay más barcos, pero sabemos que la realidad es muy compleja. No sabemos qué va a pasar, pero la realidad es que nuestro negocio depende de lo que se pesque afuera y en Malvinas, por suerte estos últimos años el calamar no migró como otros años en los que se pescó mucho afuera y se fundieron varias empresas argentinas. A futuro esta situación nos va a afectar, a veces pienso que es la crónica de una muerte anunciada, la pesca argentina del calamar se va a perjudicar muy seriamente.