En la X Expo Comodoro Conocimiento participó Javier Figueroa y dio a conocer en las iniciativas que trabaja Argentina en la milla 201. El intento de fijar una política con China, Corea del Sur, Taiwán y España, además de «evitar la zona de arrastre».
La X Expo Comodoro Conocimiento -contó con una cobertura especial del Grupo La Opinión Austral– concluyó con un gran éxito en la ciudad petrolera. Entre las distintas ponencias y debates propuestos al público se encontró el bloque denominado “Economía del mar“, una mirada y análisis de las alternativas que ofrecen las aguas profundas para el desarrollo de la región.
En ese espacio llevado adelante en el predio ferial de la ciudad petrolera, una de las charlas se enfocó en la actualidad de la pesca argentina y la realidad que se vive en los límites de la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA) con la presencia de una numerosa flota de bandera internacional que pesca de manera indiscriminada los recursos pesqueros.
Javier Figueroa, asesor de la Coordinación de Política Oceánica y Atlántico Sur en la Expo Comodoro.
Problemática
Para analizar ese escenario, la Agencia Comodoro Conocimiento -dependiente del municipio de esa ciudad- invitó a disertar a Javier Figueroa, asesor de la Coordinación de Política Oceánica y Atlántico Sur: “Existen percepciones no correctas en lo que ocurre en la zona de pesca más caliente por fuera de la milla 200, tampoco es todo el litoral argentino. Va del paralelo 42 al 48 sur y concentran año tras años a cientos de buques de banderas extranjeras“, dijo. Agregó que existe “una mirada de que se trata de zona catastrófica y descontrol con barcos cuasi piratas que roban pescado en ilicitud”.
Recomendó tener un “buen diagnóstico para no tomar el remedio equivocado” y aseguró que “no hay pesca ilegal, esos barcos no penetran dentro de la milla 200, es decir territorio nacional”. Al navegar en aguas internacionales, “estamos en presencia de una pesca no reglamentada y no documentada“.
Agregó que “la pesca legal surge de la Convención de Derechos del Mar y a medida que nos alejamos de las costas, los Estados van perdiendo derecho. Hasta la milla 12 estamos en mar territorial y hay una equivalencia de derechos soberanos existentes en tierra con plena soberanía sobre los recursos marinos vivos, sedentarios y off shore, además del espacio aéreo. Doce millas más, sigue con soberanía pero las potestades legislativas que se restringen a normativas aduaneras, policiales”, entre otras.
Hasta la 200 millas es la Zona Económica Exclusiva el Estado tiene plena soberanía de la columna de agua, plataforma y subsuelo e incluye peces y recursos hidrocarburífero. Más allá de la milla 200 y aquí aparece la complejidad, hasta el límite de la Plataforma Continental el Estado tiene plena soberanía sobre esos recursos del subsuelo: minerales, petróleo, entre otros. Pero también sobre los recursos vivos marinos sedentarios como bancos de vieiras, cangrejos rojos, langostas, entre otros.
El caso argentino
Javier Figueroa precisó que en la columna de agua existe libertad de navegación y de pesca. Pero las capturas no están reguladas en aguas internacionales. “El mecanismo que prescribe el derecho internacional es la convención de especies transzonales de la constitución de organizaciones regionales pesqueras.
Argentina no pudo avanzar en este tipo de organización por la disputa que lleva en torno a las Islas Malvinas por la soberanía. “Nuestro país está inhibido por que implicaría legitimar al Reino Unido como estado ribereño y por lo tanto no podemos generar un organismo que legitima ese rol”.
Precisó que hay diferentes medios de regular las pesquerías y remarcó que la presencia de la flota internacional tampoco es un riesgo a los stocks de Argentina.
“El recurso más visible es el calamar, año a año hay alrededor de 300 poteros, se trata de un recurso compartido por que se pesca en la Zona Económica Exclusiva como afuera, la especie desarrolla todo su ciclo vital en un año. La clave para su conservación implica dejar una masa desobante al final de temporada de tal manera que pueda reproducir la masa pescada, sin limites en la pesca corremos el riesgo del colapso de la pesquería, pero no ocurrió por los manejos que hay en la pesca”, graficó. La merluza negra y el abadejo tiene una realidad más crítica.
Desarrollar una estrategia que aborde los múltiples aspectos es un desafío que Argentina no estuvo en condiciones de afrontar.
“La iniciativa Pampa Azul tuvo continuidad y fue un trabajo coordinado con diferente instituciones en el que se asignó recursos y prioridades con un cronograma factible, luego se planteó en Cancillería pensar un modelo de política integral para intentar resolver la problemática”, es decir con una apuesta clara al trabajo interministerial.
Hoy Argentina trabaja para intentar “fijar una política, se busca un acuerdo con las flotas que pescan más allá de la milla 200, los principales actores son China, Corea del Sur, Taiwán y España, esto no es pesca ilegal“, “para la República Argentina la pesca realizada en Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur con ilegitimas licencias británicas reviste el carácter de ilegal”.
“La idea es buscar un acuerdo con base científica, en el caso del calamar la realidad es crítica. Se debe hacer una evaluación conjunta del stock que nos permita tener un alerta temprana que permita cerrar de manera conjunta la pesquería”; “esto solo se logra mediante acuerdos laterales”, precisó.
Otro aspecto en el que se trabaja es replicar lo que hace los poteros chinos que no se aproxima a la milla 200, se maneja en la milla 2003 para evitar el arrastre y quedar dentro del territorio nacional.
“La idea es plasmar en el acuerdo, que esté explícito, esta zona de amortiguamiento”, además de “intercambio de información con países de la región sobre la pesca no declarada. Uruguay, Brasil, Chile, Ecuador y Perú tiene problemáticas similares a Argentina”.