La pesca ilegal y su mirada desde el otro lado del Atlántico. Una mirada de análisis sobre los cuatro países latinoamericanos con mayor actividad pesquera: analizaron a la Argentina, Ecuador, Perú y Chile.
Datos de la agencia de noticias españolas EFE, analizaron cómo se realizan los operativos para “vigilar y frenar a buques que comparten el caladero con los gallegos”, tal como lo reflejan otros medios especializados.
El análisis habla de los invasivos métodos de pesca de “la poderosa flota china que faena en aguas internacionales limítrofes con el litoral de los países suramericanos está esquilmando los bancos de peces e impactando en la economía regional, lo que ha generado una gran preocupación en las autoridades locales que se esfuerzan por frente este episodio”.
Con respecto a la mirada puesta en la Argentina, destacan que nuestro país sufre una grave depredación de especies como el calamar y la merluza negra por parte de embarcaciones extranjeras, sobre todo de bandera china que faenan en el suroeste del Atlántico.
“El área, en la frontera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE), es un tesoro de biodiversidad, clave para el desove y la alimentación de aves y mamíferos marinos, como la ballena franca austral”, describen en el informe, sosteniendo que durante la temporada alta de pesca, es decir de enero a julio, unos 400 poteros asiáticos faenan de forma descontrolada en esa zona en el que comparte caladero con algunos arrastreros buques gallegos, de ahí la preocupación desde el viejo continente.
“El esfuerzo pesquero aparente se mide por el encendido de los sistemas de identificación automática de los buques (AIS), un dispositivo similar al GPS que permite evitar colisiones pero que los barcos a veces apagan para ingresar ilegalmente en las aguas argentinas”, describieron también, obviando el que la Autoridad Marítima, a pesar de este accionar, pueden “plotear” a barcos a través de un sistema paralelo, el cual no se puede “desconectar”, dado que los buques no tienen acceso a eso.
En este sentido, fuera del informe mencionado, debemos consignar que se está realizando una nueva operación de vigilancia y control de los espacios marítimos por parte de nuestro país, a través del patrullero ARA “Contraalmirante Cordero”, el que de manera conjunta con un avión de la Fuerza B-200, realizaron operaciones de vigilancia y control en la Zona Económica Exclusiva.
Los despliegues se llevaron adelante bajo la órbita del Comando Conjunto Marítimo, el cual opera en el seno del Comando Operacional de las Fuerzas Armadas y con la infraestructura de la Armada Argentina.
Con el respeto debido y como parte de la navegación del patrullero, la tripulación del buque, en ocasión de encontrarse en proximidades de la zona del hundimiento del ARA San Juan, realizó un homenaje con una formación en cubierta.
Abordando más aún en el informe sobre Latinoamérica, se puso también foco en la situación del Perú, donde destacan que la presencia en aguas peruanas de la flota china “está rodeada de transparencia” por parte del país asiático.
Esta afirmación es como consecuencia de que las embarcaciones “pescan pota desde hace décadas en el bordo marítimo”, sostienen.
Indicaron además la situación denunciada por organizaciones conservacionistas y pesqueras, las que han alertado por la incursión ilegal en aguas peruanas, afirmando que la situación no es un problema nuevo, como lo dijeron también los pescadores artesanales peruanos y el director de la ONG Oceana, Juan Carlos Sueiro.
La situación en Chile y Ecuador es un tanto distinta, ya que ambas naciones no permite que los buques chinos realicen recaladas para mantenimiento técnico en sus muelles, algo que sí venía haciendo Perú hasta el año 2020, con un promedio de 180 buques al año, amarrando en el puerto de Chimbote.
Por ejemplo, en el presente año Perú promulgó una ley para que solamente pudieron amarrar en sus puertos, buques que utilicen el sistema satelital de ese país, algo que no prosperó dada la alta presión que ejerció China y el tratado de libre comercio entre ambas naciones, tal como lo dicen desde Oceana, prácticamente denunciando el arribo forzoso de los barcos chinos a raíz de ese convenio.
Otro de los países que se ve en la misma situación que Argentina y Perú, es Chile, en el accionar de barcos asiáticos que se dirigen a aguas bien al sur del continente, por lo que activistas trasandinos apuntaron como responsables de un empobrecimiento de la costa magallánica y del surgimiento de mareas rojas, como consecuencia de la falta de circulación natural de la fauna marina entre la Antártida y el territorio más austral de América.
La mirada sobre Chile, relata en el estudio que “en conjunto se trata de unas 350 naves que se desplazan desde el Océano Pacífico hacia el Océano Atlántico y viceversa, en busca de la pota. Las naves cruzan por la zona económica exclusiva y áreas marinas protegidas de Chile”, aunque no registran infracciones por pesca ilegal, manteniendo un monitoreo sobre los barcos que navegan por el Pacífico.
La situación en Ecuador, siempre basada en el estudio realizado, marca que entre los meses de septiembre y noviembre, la flota china se establece en las aguas ecuatorianas, precisamente entre las aguas continentales y las Islas Galápagos, una de las reservas marinas mejor conservadas en el mundo. Situación que se da “a la vuelta” de su derrotero entre diciembre y mayo frente a nuestro país, para luego de cruzar el estrecho de Magallanes, ir desde mayo a julio a navegar aguas chilenas y peruanos, llegando entre septiembre y noviembre a Ecuador.