La zona más allá de la milla 200 en el Atlántico Sur, ubicada justo por fuera del límite de las aguas jurisdiccionales argentinas entre los paralelos 45°S y 47°S, fue testigo de un nuevo incidente entre buques pesqueros extranjeros. Recientemente se confirmó que los arrastreros congeladores Manuel Ángel Nores, de la armadora Pesquerías Nores Marín, y Playa da Cativa, de Moradiña, colisionaron parcialmente.
Según las fuentes cercanas al hecho, el Manuel Ángel Nores, de 73 metros de eslora, “pasó por encima” de las puertas de arrastre del Playa da Cativa, de 50 metros de eslora. El impacto, aunque leve, afectó a la maquinilla y obligó al Playa da Cativa a dirigirse al puerto de Montevideo.
Si bien el reciente incidente fue pequeño, resalta la alta conflictividad y la falta de regulación en esta zona del Atlántico Sur. Principalmente, porque este evento no es un hecho aislado: hacia 2019, el pesquero vigués Pesca Vaqueiro colisionó con un potero chino y la tripulación asiático tuvo que evacuar en el medio del océano. Situación similar se vivió en 2023, cuando el Playa Pesmar Uno impactó contra otro buque asiático y tuvo que buscar refugio en Uruguay.
La zona más allá de la Milla 200 es una de alto tráfico debido a la multiplicidad de buques operando en simultáneo para la explotación de calamar. En esta vasta extensión de territorio abunda el calamar Illex argentinus -recurso altamente demandado a nivel global- así como también los incidentes entre pesqueros extranjeros, donde la sobreexplotación y la disputas entre barcos ponen de manifiesto la ausencia de controles efectivos y de acuerdos internacionales sólidos.
Sin dudas, Argentina debe exigir una mayor regulación internacional que respalde una supervisión constante y estricta. La zona cercana a su plataforma continental, pone en riesgo también a sus propias flotas pesqueras en la Zona Económica Exclusiva, necesitando garantizar la seguridad en el sector y la sostenibilidad de los recursos marinos en la región antes de que sea demasiado tarde.