Marcela Ivanovic, jefa del Programa Cefalópodos del INIDEP, afirma que no es posible sostener un recurso sin manejo y eso es lo que está ocurriendo con el illex argentinus. Considera que la naturaleza del recurso lo está salvando pero que no sabe hasta cuándo va a durar y teme estar ante una situación de riesgo.
Debiendo soportar, con el conocimiento del subsecretario de Pesca, Carlos Liberman, un solapado entorpecimiento del derecho de acceso a la información por parte del director del INIDEP, Oscar Padín, logramos entrevistar a la investigadora Marcela Ivanovic sobre el efecto de la pesca en la Milla 201 en la situación biológica del calamar. Bajo la supervisión de un empleado del área de Comunicaciones que cumplió la orden de grabar la entrevista, hablamos con la investigadora sobre una situación que los preocupa y que ponen de manifiesto en cada uno de sus informes técnicos. Aquí se explaya sobre las consecuencias que generará y que ya podría estar generando la falta de manejo sobre el illex argentinus. También derriba afirmaciones poco fundadas pero muy difundidas respecto de la capacidad de pesca de la flota extranjera, expone los desafíos de trabajar sin las campañas de investigación que requiere el recurso y planta una luz de esperanza respecto de las posibilidades técnicas que tiene la Argentina de presentar datos contundentes en foros internacionales sobre las medidas de manejo que se deberían adoptar, siendo el primer problema a resolver el acceso a los datos de esfuerzo pesquero.
REVISTA PUERTO: Si hay una especie transzonal por excelencia es el calamar. Para que pueda comprenderse, ¿podrías describir su ruta migratoria y distinguir en qué momento queda a merced de la flota extranjera?
MARCELA IVANOVIC: El calamar tiene una ruta migratoria muy amplia dentro de nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE); nacen en el norte a la altura de la provincia de Buenos Aires y a medida que van creciendo, los juveniles se van desplazando por la plataforma hacia el sur. En el caso del stock sudpatagónico, va creciendo y tomando una talla comercial mientras se desplaza y en el mes de febrero, cuando comienza la temporada de pesca, lo encontramos con tallas comerciales al sur de los 45º de latitud sobre la plataforma, comenzando a migrar hacia el este. Cuando migra hacia el este se desplaza por toda la plataforma hacia el talud y hay una zona en la que sale por fuera de las 200 millas; es un espacio entre los 45º y 48º de latitud Sur y en esa zona queda a merced de la flota extranjera. En el caso del bonaerense norpatagónico, es un ciclo muy parecido pero un poco más corto; se desplaza hasta los 44º, luego migra desde la plataforma intermedia hacia el este y sale en un pequeño espacio de la plataforma norte. Allí, entre abril y mayo, la flota extranjera también puede acceder al recurso. Tiene acceso a dos stocks.
RP: En el informe de evaluación de la temporada 2022 se indica que con 73 buques Argentina capturó 213 mil toneladas y lo estimado en la Milla 201 para 400 buques fue de 140 mil toneladas. ¿Las capturas en la Milla 201 están muy subestimadas?
MI: La estimación de los barcos se obtiene de las imágenes satelitales del programa de sensoramiento remoto y a partir de ese número estimamos la captura con los datos de los barcos argentinos que están pescando contiguos a esta flota. Por ejemplo, a mediados de febrero, cuando la flota argentina persigue este calamar, queda separada de la flota extranjera por una línea imaginaria de la ZEE. Esos datos a nosotros nos sirven porque podemos asumir que es la misma captura por unidad de esfuerzo de un lado y del otro. Cuando no tenemos barcos argentinos debemos estimar esa captura, porque esta flota está ahí antes de enero y se va después que la flota argentina. Usamos una captura por unidad de esfuerzo basada en nuestro conocimiento, en lo que escuchamos y en lo que nos llega, porque ese es el problema grave que tenemos: no tenemos acceso a los datos reales de esa zona. En las cifras del informe están también las capturas del stock desovante de verano de la flota argentina que, en las últimas temporadas, fue lo que más pescó y eso siempre es dentro de la plataforma. Por lo tanto, la comparación no es posible y se ve que Argentina estuvo pescando más. Igual es posible que tengamos subestimaciones, porque es lo mejor que podemos hacer con los datos que tenemos.
RP: El hecho de que los barcos extranjeros lleguen en el mes de noviembre, varios meses antes que la flota argentina comience a pescar, ¿qué impacto tiene sobre el recurso?
MI: No hay impacto, porque en esos meses no hay calamar en esa zona. Lo que pasa es que esta flota opera de esta manera, se mueve así por una cuestión de logística, pero prácticamente no encuentran calamar a esa altura del año. Por eso, a esos meses les adjudicamos muy poquita captura.
RP: ¿De qué forma podría mejorar la información de lo que sucede en la Milla 201?
MI: Lo que sucede es que en la Milla 201 hay una pesca libre e indiscriminada de este recurso y también de otros. Es algo insostenible, en cada uno de nuestros informes ponemos como última conclusión que no le hace bien a este recurso ni a ninguno. No es posible tener un recurso sin manejo, que es lo que está pasando con el calamar argentino. Se debiera tratar de conseguir algún tipo de acuerdo para saber qué es lo que está pasando allí, qué es lo que se está pescando, qué esfuerzo real se está aplicando para poder implementar algún modelo que se acerque a un tipo de manejo real, porque los stocks son los mismos. Eso sería lo ideal.
RP: ¿Tienen algún tipo de medición sobre el impacto del que alertan?
MI: No lo medimos hasta ahora, no tenemos una medida exacta, pero sí tenemos una pesquería que no está siendo manejada como corresponde y el impacto va a ser enorme. Tiene que ser altísimo. Nosotros intentamos manejar esta pesquería con un sistema de escape; bueno, ese escape no se va a cumplir nunca porque afuera nadie lo está respetando. Estos calamares que dejamos escapar los pescan afuera, entonces el impacto va a ser muy fuerte.
RP: ¿Hay algo que evidencie ese impacto como la reducción de las capturas en la ZEE o la dificultad para encontrar el recurso a través de los años?
MI: Estamos trabajando especialmente en esto con el stock sudpatagónico porque, en los últimos años, la flota argentina tiene alguna dificultad para encontrar este stock. Lo que sucede es que en el caso del calamar, por ser una especie de vida corta, el impacto de la pesca está muy camuflado con el impacto de las condiciones ambientales y por lo tanto es muy difícil verlo. Por eso estamos trabajando para poder discernir cuál es el impacto. Pero más allá de esto, hay algo que está claro: no debería haber ninguna pesquería en el mundo desregulada y sin manejo como tenemos acá. Está mal, es insostenible. Lo que venimos viendo hasta ahora, es que este calamar se está sosteniendo por la naturaleza del recurso, es lo que lo está salvando; pero no sabemos hasta cuándo va a durar.
RP: En los estudios de langostino no se han observado cambios significativos en el ambiente, ¿ustedes observan algo diferente?
MI: Es que el calamar es mucho más sensible a las condiciones ambientales. Tuvimos un año 2022 con abundancias altísimas del sector norte y ahora un año de abundancias bajísimas, esta situación no responde a la pesca sino a las condiciones ambientales en las que nacieron los calamares. Eso se viene observando desde los años noventa y en ese momento no había la cantidad de barcos ni la pesca indiscriminada que hay ahora.
RP: Es imaginable que para este tipo de análisis contar con las series históricas ininterrumpidas de las campañas deben ser fundamental. ¿Cuándo se rompieron esas series? ¿Se pudieron recomponer como ocurrió con el langostino?
MI: Sí, son muy importantes. De campañas tuvimos una serie muy buena hasta el año 2007 y ahí se empezó a cortar y lamentablemente las campañas dejaron de ser continuas como deberían haber sido. Siendo un recurso anual necesitamos campañas anuales, no es como los recursos de vida larga que no necesariamente todos los años, porque con el calamar lo que tenés en determinado año va a morir ese año y es todo lo que vas a tener. Sí tenemos una muy buena serie de datos de captura y esfuerzo en Argentina desde que comenzó la pesquería en los noventa; por suerte se implementó rápidamente el parte de pesca semanal con datos diarios. Fue un trabajo de Norma Brunetti que el sector apreció y aceptó enseguida, en un momento en que no era tan fácil, y se puso a disposición, dando por resultado una serie muy buena de esos datos.
RP: Este año no se hizo ninguna de las dos campañas. ¿Cuál es la consecuencia?
MI: Es una falta importante de datos, no pudimos evaluar el reclutamiento de ninguno de los dos stocks más importantes. Fue una falta más en la serie…
RP: ¿Desde el 2007 a la fecha nunca se pudieron hacer las dos campañas en el año?
MI: No. Se hicieron campañas en el norte y en el sur, pero no las dos el mismo año. El año pasado, por ejemplo, se hizo la del sur.
RP: ¿Esto puede generar dudas sobre la robustez de los datos a la hora de discutir en un ámbito internacional lo que ocurre con el calamar?
MI: Sí, es importante. De todas formas, si en algún momento nos sentarnos a discutir, la Argentina siempre va a ser quien tenga más información y más datos, seguro. Siempre va a ser la que tenga mayor acceso a la mejor información porque todo lo trascendental del ciclo de vida del calamar sucede dentro de nuestra zona económica exclusiva, esa es una ventaja.
RP: A partir de la denuncia de los acuerdos de colaboración con Gran Bretaña en materia pesquera ¿se generó otro vacío en la información respecto de lo que se captura en Malvinas?
MI: Para las capturas de Malvinas tenemos el mismo método que para la pesca afuera, también podrían estar subestimadas. En todos los casos, no tener la información correcta es una pérdida; tendríamos que tener la información exacta para un mejor manejo de la pesquería.
RP: De un tiempo a esta parte el tema de la pesca en el Atlántico Sur está en agenda y distintos sectores y medios reproducen informes que difieren mucho de las cifras que maneja el INIDEP. ¿Por qué algunos hablan de 500 o 600 busques?
MI: No lo sé, nosotros tenemos los datos que manejamos acá y los que proporciona la Armada que son muy buenos, siempre trabajaron muy bien y creo que son los correctos. No sé de dónde salen otros datos. Esos 400 barcos poteros incluyen a todos los que están pescando afuera y los 105 que ingresan cuando se abre la temporada en Malvinas.
RP: Otra afirmación que se escucha habitualmente es que está aumentando año a año el número de barcos y el volumen de captura.
MI: No, el volumen de captura depende de lo que hay, este año pescaron muy poco porque había muy poco.
RP: ¿Es decir que estimar una captura a partir de las horas de acción de pesca no sería adecuado?
MI: Es que estar en una situación de pesca no significa que se esté pescando. Este tipo de especulaciones genera mucha confusión. Que los barcos estén toda la noche con las luces encendidas y con las poteras funcionando no quiere decir que estén pescando, para nada. Eso también les pasa a los argentinos cuando hay poco, eso depende del recurso. Este va a ser un año malo, algunos barcos que estaban afuera en el norte ya se han ido. Todavía tengo la esperanza de que algo aparezca.
RP: ¿Le preocupa el futuro de la pesquería si continúa esta presión pesquera?
MI: Sí, claro que me preocupa, se puede estar en una situación de riesgo por eso lo ponemos en los informes y por eso lo decimos siempre en las reuniones de Comisión de Seguimiento de Calamar. Es una cuestión básica de manejo, es un recurso que en los años buenos está ofreciendo volúmenes muy importantes de capturas, si estuviera bien manejado no sabemos hasta dónde podríamos llegar. Me pregunto muchas veces cuál sería entonces el techo de este recurso.