Desde el pasado viernes, el Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU) efectivizó el cese de actividades laborales, impidiendo la zarpada de varios buques congeladores pertenecientes a la flota pesquera. Esta medida de fuerza se enmarca en un conflicto laboral derivado de reclamos salariales presentados por los trabajadores del sector con una recomposición salarial de una suma fija sobre el salario básico de $50.000 contra una base de $350.000 a partir de julio, agosto y septiembre.

Desde las cámaras del sector, » con rentabilidades evaporadas, no se admite un alfiler en los costos «, nos indicó un especialista en la materia, de una empresa de capitales españoles haciendo referencia a varios de sus tangoneros congeladores.

La paralización afecta de manera significativa a un importante segmento de la flota pesquera congeladora, generando un impacto considerable en la actividad pesquera nacional.

Mientras tanto, aquellos buques que ya se encontraban operativos en alta mar continúan desempeñando sus labores con jornadas de 8 horas diarias, conforme a lo establecido por la normativa vigente. No obstante, la suspensión de actividades de los buques congeladores ha limitado la capacidad operativa general del sector, incrementando la presión sobre las embarcaciones que permanecen en funcionamiento.

A 96 horas de iniciado el cese de actividades, las negociaciones entre las partes involucradas —representadas por el SOMU y las cámaras representativas de los empresarios del sector pesquero— no han logrado arrojar resultados concretos. Esta falta de avances se atribuye principalmente a la discrepancia existente en torno a la recomposición salarial solicitada por los trabajadores por encima de los índices de inflación y la capacidad de las empresas para absorber dichos incrementos en los costos laborales, además del impacto de costos de proveedores e insumos que han casi duplicado en moneda dura los valores desde diciembre pasado.

En este contexto, se ha programado una nueva reunión de conciliación en apenas dos días, para el jueves próximo, con la esperanza que el diálogo entre las partes pueda avanzar hacia una solución satisfactoria que evite mayores afectaciones en la actividad pesquera. Sin embargo, hasta el momento, no se ha alcanzado un acuerdo que permita reactivar plenamente la flota congeladora que ya gozan parados en los muelles locales.

Es importante destacar que, por parte del sector pesquero empresarial, no se ha evidenciado una mayor compulsión para intensificar la búsqueda de soluciones al conflicto. Esta postura se debe a que ya no existe un margen de utilidad admisible que permita una mayor recomposición de la masa salarial ni la asunción de mayores costos provenientes de proveedores de bienes y/o servicios. La situación económica actual del sector limita las posibilidades de los empresarios para satisfacer las demandas salariales sin comprometer la viabilidad financiera de sus operaciones, hasta el momento.

La falta de acuerdo entre trabajadores y empresarios, sumada a la limitada capacidad de negociación por parte del sector empresarial, mantiene paralizado al sector pesquero congelador, afectando a un número significativo de buques y generando incertidumbre en toda la cadena productiva que de este segmento de flota depende. El conflicto sigue escalando, sin señales claras de una resolución inminente, lo que plantea desafíos adicionales para la estabilidad y sustentabilidad del sector pesquero en el corto y mediano plazo.

En conclusión, la situación actual refleja un profundo impasse entre las demandas laborales y las posibilidades económicas del sector empresarial. La próxima reunión en dos días representa una oportunidad para intentar encontrar un terreno común que permita superar el estancamiento y restablecer la normalidad en las operaciones de la flota congeladora, minimizando así el impacto negativo sobre la actividad pesquera y sus actores.