En diciembre gana ritmo el arribo de flotas asiáticas para posicionarse frente a la Zona Económica Exclusiva del país y capturas desde antes y hasta después que las nacionales
Como cada año, la flota de pesca extranjera, mayormente china, inició su llegada a las aguas adyacentes al Mar Argentino, la llamada “Milla 201″, a realizar lo que si bien no es per se pesca ilegal, pues se realiza en aguas internacionales, fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de la Argentina, sí tiene efectos depredadores sobre la misma, en especial sobre especies migratorias, pues afecta su biomasa al no respetar períodos de veda, plazos y cuotas de captura a que está sujeta la flota pesquera nacional.
Hacia finales de enero e inicios de febrero se tendrá la cuenta total de buques extranjeros pescando en la Milla 201, usualmente más de 500, dos tercios de ellos de propiedad China y, en el caso de los poteros, dedicados a la pesca del calamar, más de tres cuartas partes del total.
La mayor preocupación es para la flota potera local, sujeta a las normas vigentes. “Nosotros vamos a arrancar el 2 de enero, como hicimos los últimos dos años, esta vez sin mucha suerte, porque el stock subpatagónico está apareciendo más al norte, y lo vamos a agarrar cerca del paralelo 44, entre el 10 y el 12 de enero”, dijo a Infobae Darío Socrate, director ejecutivo de la Cámara de Armadores de Poteros Argentinos (CAPA).
La pesca del calamar por parte de la flota china no afecta solo a la Argentina: desde 2022 también desplazó a Perú como el primer pescador de “pota gigante” del mundo, en parte gracias a la captura del llamado “Calamar de Humboldt” (dosidicus gigas) frente a aguas jurisdiccionales peruanas. Si en “Conversación en La Catedral”, Mario Vargas Llosa le hacía preguntar a Zavalita “cuándo se jodió el Perú”, en el caso de la pesca de la pota gigante la respuesta sería muy precisa.
La acción de Eicemar
Para abordar el problema de la Milla 201 la Prefectura creó el “Equipo de Trabajo Interdisciplinario para el Control de los Espacios Marítimos y sus Recursos” (Eicemar).
“Empezamos a trabajar con profesionales de distintas áreas y especialidades -abogados, biólogos marinos, ingenieros ambientales para mejorar el control de los recursos y el espacio marítima-”, cuenta el Prefecto Mayor Sergio Almada, que recibe a Infobae junto al jefe de Servicio de Tráfico Marítimo, José Viganó, el prefecto Mario Herlein, de la División Sistemas de Información Geográfica, y las oficiales Fernanda Ucciani, de Dominio Marítimo, y Florencia Otero, abogada y especialista en derecho marítimo.
Del trabajo del Eicemar surgieron herramientas como “Encuentros en Alta Mar” y la identificación de 783 buques de interés. “Buque de interés es cualquier embarcación que, por características, comportamiento, antecedentes o patrones de navegación justifica su monitoreo, análisis y/o intervención en base a criterios operativos, de seguridad, ambientales o judiciales”, según la definición de Prefectura.
¿Paso inocente?
En su tránsito hacia la Milla 201 los buques extranjeros hacen lo que se llama “paso inocente” por las primeras 12 millas desde la costa argentina y “libre navegación” entre la milla 12 y la 200, hasta entrar en aguas internacionales, pero su objetivo no sea inocuo.
Las incursiones de pesca ilegal en la ZEE son muy esporádicas: en las últimas décadas se capturaron 80 buques realizando pesca ilegal, un número reducido comparado con la magnitud del esfuerzo pesquero en la Milla 201.
Según Almada, mientras no pesquen en la ZEE la jurisdicción de lo que ocurre a bordo de un buque es del país en que está registrado. El artículo 73 de la Convención de los Derechos del Mar (Convemar) solo habilita abordar ante infracciones por conductas vinculadas con la exploración, preservación y explotación de recursos naturales dentro de la Zona Económica Exclusiva. En otras formas de crimen marítimo, como contaminación ambiental, narcotráfico y trata de personas, la posibilidad de actuación depende del espacio marítimo en que se produzca.
“El Estado pierde jurisdicción a medida que nos alejamos de la costa”, dice Almada. Por esa razón, para combatir el problema de la depredación pesquera en la “Milla 201″ es importante el “Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca” alcanzado en 2022 en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que el Congreso argentino aprobó el 1 de octubre pasado, aunque el país aún no entregó a la OMC los instrumentos ratificatorios.
También lo serían acuerdos de cooperación entre estados ribereños, pero allí aparece la complicación de la presencia inglesa en Malvinas.
A la fecha el Acuerdo contra las subvenciones tiene la adhesión de 87 países (contando los de la Unión Europea, que adhirió como bloque), incluida la adhesión de los principales depredadores de la Milla 201, como China, Taiwán, Corea del Sur y Rusia, amén de España y Portugal, miembros de la UE.
Subsidios y rentabilidad
“Sin subsidios, esas flotas no serían rentables”, dice Almada, y cita -por caso- que en un buque de pesca argentino la mano de obra representa el 30% del costo operativo.
La pesca local es una actividad muy regulada luego de que en los 90s -historia- buques españoles casi extinguieran la merluza. En cambio hoy, continúa, hay monitoreo satelital y la subsecretaría de Pesca aplica multas en caso de infracciones.
Sin subsidios, esas flotas no serían rentables (Almada)
De la flota extranjera, cuenta Almada, “hacemos ploteo de buques pesqueros y de apoyo, para identificar a qué puertos van, elaborar listado de buques de interés y suministrar información a guardacostas y aeronaves”. Cuando es posible se busca confirmar lo obtenido por medios satelitales y electrónicos con información física. Los recursos para hacerlo no son abundantes: Prefectura cuanta con 5 buques guardacostas, todos de1982 (más de 40 años).
En definitiva, explican Almada y su equipo, la misión del Eicemar es identificar desafíos legales, operativos, técnicos y estratégicos de control de los espacios y recursos marítimos, desarrollar y proponer herramientas y estrategias para mejorar el control, formar y actualizar recursos humanos, intercambiar información de interés y buenas prácticas y cooperar en la divulgación de la información sobre sus actividades.
De la observación de la flota extranjera, ejemplifica, surge que los buques arrastreros (uso de red de arrastre) van y vienen entre la milla 200 y aguas internacionales, mientras los poteros, dedicados a la pesca del calamar, se ubican unas 5 millas afuera del borde del Mar Argentino.
Lo que se puede y lo que no
“No hablamos de legalidad o ilegalidad de la pesca -dice el Prefecto Mayor Sergio Almada- porque la posibilidad de acciones coercitivas es muy reducida, aunque –cita a la Convemar- la libertad de pesca no es absoluta: hay un principio de conservación de los Estados y de cooperación entre Estados.
“Hay obligación de conducta, no de resultados”, resume el coordinador del Eicemar.
En base a plataformas como Global Fishing Watch, documentos de la Environmental Justice Foundation y observaciones del Eicemar, un estudio precisó que sobre un universo de 3.620 buques pesqueros en Alta Mar (amén de buques tanque y frigoríficos de soporte logístico) ya en 2016 la flota pesquera de “aguas distantes” había pasado 510.000 días en el mar, y un 77% de esos días había estado pescando (141 días/año por buque).
También se determinó la escasa y poco transparente información sobre los costos laborales de las flotas poteras de China y Taiwán y la incidencia de los subsidios en la llamada “Área 41″ de Pesca de la FAO (Atlántico Sudoccidental, que abarca el Mar Argentino, como se observa en el mapa de abajo) sugiere que sin ellos y sin bajos costos laborales, en algunos casos en condiciones cercanos a la mano de obra esclava, más de la mitad de las pesquerías de alta mar no serían rentables.
La pesca de arrastre de fondo, dice un pasaje, solo produce beneficios netos con subsidios y la del calamar sería muy poco rentable sin ellos. La mayor parte de los rendimientos téoricos negativos de la actividad pesquera corresponden a China, Taiwán y Rusia, lo que sugiere que son los países que más subsidian a sus “flotas de aguas distantes” (Distant Water Fishing Fleets).
Paradójicamente, China fue uno de los países que más rápido (junio de 2023) adhirió al Acuerdo contra las subvenciones a la Pesca, que llevó nada menos que 21 años de negociaciones, entre 2001 y 2022. Para su entrada en vigencia se necesita la adhesión y ratificación por al menos 110 países.