Las empresas armadoras saben que cada marea podrá depender de 36 a 45 días y no se permiten errores de puesta a punto de todos los sistemas de navegación, máquinas, planta de procesado, generación de frío, túneles, bodega y casco en general; además de cumplimentar con todas las exigencias de las variadas especialidades que la autoridad marítima exige para tener al día el Certificado Nacional de Seguridad de la Navegación, título, que junto al Sistema de Gestión de Seguridad (SGS) facultan para solicitar el despacho a pesca.
Todo muy simple a la hora de escribir, pero trámites extremadamente complejos a la hora de instrumentar. Desde el inicio, Mar del Plata termina siendo la plaza más importante en reparaciones navales, donde el astillero SPI, recibe gran porcentaje de la flota no habiendo, muchas veces, turno para llevar adelante reparaciones de casco, recambio de chapas y otras tareas que se requieren hacer en seco, al mismo tiempo que la flota, se detiene toda, en la misma fecha y sale en otra, por cuanto los trabajos dependen de una importante planificación para evitar demoras en toda la línea de trabajo.
Lo concreto es que en nuestro recorrido habitual por el puerto, notamos gran cantidad de trabajadores de variadas especialidades (frio, caldereria, mecanica, electronica) poniendo a punto la sintonía fina para dejar los buques en condiciones optimas para una nueva zafra a iniciarse los primeros dias de enero 2024, con destino zona al sur del paralelo 49. Recordando que desde hace varios años, las capturas en tan alta latitud no conformo descargas justificables de calamar en calidad y cantidad. De hecho, desde 3 años no se identificaron grandes concentraciones, como tampoco tamaños que justifiquen el testeo en esa lejana zona, aunque siempre es bueno saber cual es el stock que bien podría hacerlo desde algún buque de investigaciones el INIDEP. En tal sentido este año no se desarrollaron campañas a la especie como consecuencia en demoras de reparaciones de los buques del Instituto biológico, por cuanto, contra la apertura el único dato concreto es el proveniente de la flota congeladora de arrastre, que por el momento apenas identifico en estos ultimos meses, calamar escaso, si bien de calidad comercial, tamaño S y SS con falta de desarrollo en el espesor de la pared de la vaina.
Ayer, sobre última hora de la tarde, la prolija flota potera quedaba casi en condiciones de recibir las primeras inspecciones de rigor antes de su partida, donde -cabe resaltar- existen pequeños detalles finales de armado de poteras y aparejos en algunos pocos buques, como puesta apunto final de equipos de frío, mientras que la gran mayoria estan listos y esperando el cronograma final de la Prefectura para pasar un minucioso relevamiento apuntado principalmente hacia la seguridad en la navegación y la familiarización de los tripulantes a bordo.
Párrafo aparte, el de la inversión. y el enorme esfuerzo que debieron hacer las empresas armadoras para poder armar cada buque. Como se aprecia en cada foto, estas embarcaciones, en su totalidad importadas sin posibilidad de fabricación nacional, este último año quedaron realmente a la buena de Dios. Por cuanto desde repuestos de planta propulsora, cajas de cambio, reductoras y linea de eje en general, equipamiento electrónico de navegación y detección de cardúmenes, sondas, transductores, hasta todos los equipos de los denominados aparejos de pesca, son importados.
Con lo que todo eso significó para poder armar un buque además de reparaciones de chapa naval con precios 3 veces superiores a los que paga el mundo.
Desde la implementación de las SIRA hasta la imposibilidad de girar divisas al exterior, armar un buque potero no solo fue un desafío por parte de las empresas, sino una verdadera odisea.
Entre cadena de favores y centenares de horas de trabajo que no fueron más que un generador de ineficiencias, un ancla en la competitividad de las empresas generando estructuras pesadas de sostener que diferencian a la competitiva flota ilegal que pesca a escasos cables de la milla 200, compartiendo el recurso, los mismos mercados internacionales y enfrentando una desleal competencia gracias al accionar de un Estado burocrático e ineficiente que puso en tela de juicio la rentabilidad de las empresas dedicadas al calamar illex argentinus; cuando debiese ser al revés.
Desde Economía, Aduana, Secretaria de Comercio, BCRA y quienes intervienen con la pluma del Estado dentro de una actividad privada; apoyar y generar el ámbito para que las empresas que generan trabajo genuino y divisas para el país debiese ser una política de Estado, no una traba a la producción y al desarrollo de una de las pocas actividades rentables que quedan en el caladero argentino.